Situación del autor ante la obra
Poco antes del asesinato del Emperador Alejandro II en 1881, empezó a pintar una serie de cuadros relacionados con el movimiento revolucionario ruso: Negativa a confesarse, Arresto de un propagandista, El encuentro de los revolucionarios y No lo esperaban, siendo ésta última su obra maestra sobre este tema. En ella se representa la sorpresa de los miembros de una familia ante la llegada al hogar de un exiliado político.
A partir del estudio de Veláquez, surgen cuadros que, si bien temáticamnete se insertan en la contemporaneidad, llevan la imprenta del maestro. La intención política del lienzo de Iliá Repin ( No le esperaban 1884-88 ) claramente adscribible al ( realismo social ) de su tiempo y que registra la tensión psicológica de la vuelta al hogar de un confinado, utiliza como soporte de forma todo un glosario velazqueño aprendido en ( Las Meninas ): Las soluciones lumínicas y especiales del interior, la presencia infantil, ese fondo de sala con la pared cubierta de reproducciones enmarcadas -trasunto mesocrático de los Mazos- y la puerta abierta por la figura recortada en la luz de un segundo foco, el propio nudo argumental de una inesperada irrupción ( aquí rotundamente explícita ) que centra la mirada de los presentes... todo parece evocar ( La Familia de Felipre IV ) simplificados de sus recursos y representación en tono realista y melodramático por lo que fue amigo de Tolstoi y activo propagador de las ideas del moviemiento democrático en la Rusia prerrevolucionaria.
Por último, cabe remarcar que Repin dibujaba y se preparaba para cada uno de los retratos durante mucho tiempo hasta pintarlos, aunque parecían productos de una inspiración u obras realizadas en el tiempo que dura una sesión de pintura. La naturalidad del gesto, lo justo en la elaboración y la frescura del conjunto fomentan esa impresión. No obstante, lo más valioso de sus retratos era su capacidad para captar el aspecto psicológico de sus personajes.
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